martes, 20 de marzo de 2012

Bacías en solitario

PICO BACÍAS (2.760 MTS)



Tiempo ascensión: 3 horas y 45 minutos.
Tiempo descenso: 2 horas.
Desnivel: 1.124 mts.


Casi dos meses sin paterar el Pirineo -ahí es nada-, viendo los blogs de algunos amigos, que no hacían otra cosa que salir. ¡Vaya mono que llevaba!

Las predicciones daban bueno; sol y buena temperatura. La realidad fue otra pero yo lo agradecí. Nubes y fresquito. Lo mejor para caminar.


El sábado a las 8:00 ya estaba en el Balneario de Panticosa (1.636 mts) con todo preparado. Todo preparado menos el mapa y el GPS que me los había dejado en casa -eso sí, el ARVA lo llevaba.... que tiene guasa el asunto-. Hacía fresquito  y el cielo ya andaba cubierto.




Cara de sueño a las 8:00


La senda -GR- parte de las escalinatas que hay a la derecha del Balneario, justo detrás del bar. La traza te lleva hacia el fondo del valle y eso me hizo dudar si comenzaba bien. Recordaba del mapa -que estaba en Broto-, que siguiendo la GR llegaría hasta el ibón de Brazato, pero la duda me la resolvieron cuatro vitorianos que hicieron de guías -no recuerdo vuestros nombres, así que disculpadme, es la edad-. Llevaban dos GPS y uno de ellos se conocía la zona. 


GR.
Siguiendo a mis guías de Vitoria.

Compartimos subida siguiendo las zetas dela GR a un paso tranquilo. Cruzamos un antialudes de piedra y madera muy peculiar y al poco un cartel ya nos mandaba para los ibones de Brazato: 2 horas.


Barrera anti-aludes.
Seguimos la GR.
El camino estaba plagado de placas de hielo. Fue lo más peligroso del día. Y así poco a poco, fuimos cogiendo altura, sin perder la senda, viendo como se iba cubriendo el valle.


No hay pérdida.
Peña Telera.... sin nieve.
Garmo Negro cubierto desde el principio.
La salida del bosque nos dejó frente a unas praderas que, en otro momento deberían estar blancas. Ahora, a manchas, nos mostraban lo que ha sido este año.





En este punto nos apartamos de la GR y seguimos, según marcaba el GPS, en dirección al Ibón Bajo de Brazato para desde ahí enlazar con el Ibón de Brazato en el que hay una pequeña presa.


Ibón Bajo de Brazato. 
Llegados a este punto, parada técnica para almorzar, foto de grupo y cada uno por su lado. Yo me iba al Bacías y ellos al Brazato. Hasta aquí dos horas.


Foto de grupo.
Todavía a esta cota -2.257 mts- no había nieve continua. Increible. 


Ya en solitario y con ganas de quemarme un poco empecé a apretar el paso. Según decían algunas descripciones faltaban 2 horas más. Siguiendo el camino de verano, alcancé los ibones altos y allí sí que me calcé los crampones. Ya había nieve y tenía que ladear un par de palas hasta el collado de Brazato.


Trazas de senda hacia los ibones altos.
Ibones altos.
Ibones altos

El cielo se cubría y comenzaba a hacer frío. Lo mejor es que iba muy bien. Una gozada de subida.


Desde el collado hasta arriba, veinte minutos trazando una diagonal que pasaba por debajo de la cima para alcanzar la cresta.


Desde el collado ya se ve la cumbre.
Cresta final.
En la cima en tres horas y 45 minutos. Una subida fantástica. Y allí arriba, todo cubierto pero impresionante, mirases para donde mirases.

Mirada hacia Ordesa.
El Vignemale escondido.
El collado del que vengo.


Y todo, todo para mi solito y mis acompañantes: bandera y bota de vino.


Autofoto con bandera.
Autofoto sin bandera.
Bota de vino y Vignemale.
Una hora en la cumbre con viento y frío, disfrutando de mi bocadillo de chorizo y salchichón y del buen somontano que llevaba en mi bota.... Y cayendo copos de nieve..... La gloria.


Decidí bajar cuando ya no notaba los dedos de las manos -los guantes se me habían mojado....-. Deshice el camino de subida disfrutando del paisaje que parecía que quería abrirse por momentos.


Hacía allí voy.
De ahí vengo.
Descendí bastante rápido. La rodilla aguantaba bien. A partir del Ibón de Brazato tomé la GR qe iba un poco más alta que la senda por la que pasé a la subida. A mi derecha dejé el tubo por el que se suele subir con nieve, directamente a los ibones altos.


Subida a los ibones altos.
Ahora, de cara al valle, el paisaje cambiaba.












Dos horas justas hasta el Balneario. Allí no hubo cerveza de la victoria porque el bar estaba cerrado. Me la tomé en casa.


Autofoto con cerveza.
A pesar de la nieve, la primavera ha llegado al Pirineo. Las "Primulas" ya han salido. Se acabó el invierno.





martes, 6 de marzo de 2012

BTT: LAS CINCO SUBIDAS.

BAUTISMO CON LA BTT: 
POR LA SIERRA DE ALEDUA.


Después de más de un mes sin subir a los Pirineos, cualquier oferta para salir al monte y hacer algo de deporte es bienvenida y muy agradecida. 

Tengo dos amigos que son unas máquinas brutales del triathlon -y si no lo son a mi me da esa impresión- que me invitaron a salir a "llanear" con ellos un rato. Muy tranquilos. Nada bestial. Yo, como no podía ser de otra manera, desconfiaba como lo haría si Edurne Pasaban me dijera que si me apetecía salir con ella a subir algún "picacho". Pero, a pesar del peligro que se intuía en la invitación, me vine arriba cuando me dijeron: "es mejor que te retiren por bravo que por manso". Y a uno de Teruel no se le puede desafiar de semejante forma, así es que dije que sí, que salía con ellos.


De rojo, Miguel, conocido como "Revientatrialeras
y de azul, Pedro, o como le gusta que le llamen "Tractor loco".


Ese fue el momento en el que yo, una persona prudente, pasé a ser una masa de 73 Kg de carne, encima de una bicicleta.

La cuestión es que me fui con ellos, sin destino preciso, a pedalear..... con ellos y con tres amigos más, con apodos como "Terminator", "Avioncito Mora" o "Chana", rumbo a un lugar con nombres tan sugerentes para un principiante como "la pólvora" o "las cinco subidas". 

Tras las presentaciones, la primera pregunta: ¿tu no llevas calas?.... hacía media hora me habían preguntado si quería aceite ¿?. Estaba claro que no era mi ecosistema natural. Lo de la "calas", lo entendí en el Km 9.

Salimos a eso de las 9:30 de Torrent a ritmo muy tranquilo alternando tramos asfaltados y caminos. Todo muy normal calentando piernas. Al poco, entramos en un pequeño barranco sin dificultad aparente. Todos bajaron con velocidad y soltura por una estrecha senda sin peligro. Yo baje con velocidad. La soltura la dejé para mi pie derecho que se "soltó" del pedal. El aterrizaje fue forzoso. Me dolió más la dignidad que la mano sobre la que paré el golpe.

Miguel que me acompañaba en cola del pelotón, insistió en que no había pasado nada, que era normal que me pasara aquello si no llevaba "calas". Joder con las "calas". Estaba claro que retrasaba al grupo que, cada cierto tiempo se paraba para esperarme a mi y a Miguel o Pedro que se turnaban haciéndome compañía.



En llano, los tenía "controlados".


Tras las primeras rampas..... los perdí y Miguel, mi gregario, 
se encargó de que retornáramos al grupo.... llamando.


Primeras rampas suaves por el pinar de Picassent. Nada terrible, ni siquiera para mi, que tenía la sensación de que iba bien y que, a mi ritmo, podía seguirles. Pero en eso que el plátano que me había tomado en el coche hizo acto de presencia intentando salir a cualquier precio. Km 18 y parada a vomitar. No vomité. Y todo el grupo, esperando y dándome ánimo: no pasa nada, un corte de digestión, tíralo y para adelante.... En mi pueblo, cuando te pasa una cosa de estas,te dicen que estás flojo del todo y que no vales para más.... y eso era lo que yo notaba, que no daba ya para más. 


El grupo esperándome en un repecho:
Pedro, Alberto "el Chana", Manolo "Avioncito Mora", 
Miguel y Gerardo "Terminator".
¡Exposición de cuádriceps!.


Pero si algo tenía claro era que acababa la subida, aunque tuviera que llamar desde arriba al 112. Y así fue como poco a poco, con Miguel y Pedro a mi lado... o mejor, unos metros por delante, enfilé la Sierra de Aledua y las "cinco subidas"... porque son cinco. Un pie a tierra en la primera y un segundo intento de desalojar el plátano en la tercera.

Y así transcurrió la mañana, una guerra entre el plátano y yo, hasta que el el Km 28 llegamos a la parte más alta del recorrido desde donde había unas fantásticas vistas de la Albufera y el entorno de Valencia. 


Miguel y Pedro sosteniéndome en aquella cima infernal. 


La Albufera. Vistas impresionantes.


Lo que quedaba de mi.

Tengo que decir que, a pesar de todo lo mal que lo pasé, disfruté en términos generales. Hacía tiempo que no lo pasaba tan mal, es cierto, pero no estaba cansado, no noté que me faltara fuelle. Y la ruta era fantástica.

Arriba unas fotos y para abajo por "la pólvora".... pedazo de desnivel que tiene esa parte. Bajar es tan sencillo como dejarse caer, que es lo que hice yo, y a pesar de eso a punto estuve de "tomar tierra" en dos ocasiones. En esta parte Pedro y Miguel, detrás de mi.

Abajo del todo, un par de paradas técnicas para tomar una naranja, revisar una rueda y llaneando -ahora sí- hasta Torrent bordeando el canal Júcar-Turia. 



Delincuentes, pero con gracia.


Detalle de las "motos" que gastan estos muchachos.

En sus ruedas llevan aire... como yo.


Según me dicen, fueron 50 Km, 3 horas y un desnivel acumulado de 500/600 mts -¡me cago en el llaneo de estos cinco máquinas!-.

La cerveza de la victoria la tomamos Miguel y yo, en nombre de todos.


Ahí sí que estuve a la altura.

Una experiencia fantástica a pesar de todos mis achaques y problemas que me deja el regusto de volver a salir... esta vez con "calas" -por cortesía de Miguel-.

Miguel y Pedro: sois dos grandes.