martes, 9 de diciembre de 2014

Caminando por la Comunidad Valenciana: Sierra de Bernia

TRAIL RUNNING: 
SIERRA DE BERNIA



Por tres veces tuve que retrasar la salida a la Sierra de Bernia y por fin, este puente, me he podido escapar. Desde Valencia, por la AP-7 en dirección Alicante tomamos la salida de Benissa, atravesamos el pueblo y a continuación seguimos dirección Pinós-Bernia por la CV-749. Tras 16 kilómetros de carretera revirada, llegamos a las Casas de Bernia donde aparcamos junto al restaurante que queda a los mismos pies de la sierra.

Son las 11 de la mañana y hace un frío de narices. El termómetro marca 8º y estamos a la sombra, con una ligera brisa matinera que hace que me ponga guantes y gorro. ¿Quien dice que en Alicante no hace frío?.

El programa marca que yo salgo corriendo, doy una primera vuelta al recorrido previsto que es circular -9,5 Km- y, en la segunda pasada, recojo a Mª José que me espera en las ruinas de un viejo fuerte para atacar el pico Bernia -1.126 mts-. Una ascensión sin complicaciones con un paso equipado con una cadena. A las 2:30 tenemos reserva en el restaurante para comernos una paella como dios manda. 

La vuelta coincide con el PR-CV 7 y está bien señalizada. En marcha.



Salgo en dirección este por un tramo asfaltado que 300 mts más allá se convierte en pista. La pista tiene charcos y el agua está helada…, no me extraña nada porque hace un frío interesante. El sol me coge y me deja. Cuando me coge, me deslumbra; cuando me deja, me congelo. Un contraste curioso.



A los pocos minutos llego a la Fuente de Bernia, punto en el que se abandona la pista y se toma una senda tras superar un pequeño tramo de escaleras.


Mª José sale detrás de mí y lleva la mochila con todo. Ropa, agua, comida… Me podría acostumbrar a ir con sherpa!!!. 


Voy confiado. Tan confiado que no miro el track y miro el paisaje. Y eso no es del todo bueno. Pierdo la senda y me meto yo solito en un marrón. Subo, subo, subo…. y cuando me doy cuenta que me he perdido, tengo que bajar por un camino de cabras con el suelo helado. Soy el más listo de mi familia…. Trompazo de libro y dos marcas más en las piernas. No pongo la foto por vergüenza.

Retomo la senda correcta y continúo con Mª José pisándome los talones. El camino se va empinando y cada vez me acerco más a la muralla de piedra.



Las vistas desde aquí son espectaculares. Mar y montaña en un puño. El Montgó, que este verano se quemó en su ladera norte, destaca por encima del resto. Es una mole impresionante.


La senda cada vez se empina más y acabo por ponerme justo debajo de las paredes.







Lo peor de todo es que, a medida que subo, me cruzo con más gente. Por no reservar toda la sierra para mí, tengo que compartirla!!!

Subo a buen ritmo -a tramos tenga que parar a tomar aire- y en menos de media hora estoy en el Forat. 

El Forat es un túnel que conecta la cara norte con la sur. Tiene poco más de 20 metros de largo y en algún tramo hay que andar en cuclillas. Según parece es un agujero natural, aunque en algunas referencias aparece como un un túnel excavado por contrabandistas…. No sabría qué decir, pero mola más lo de los contrabandistas.


A la puerta del Forat me toca esperar a que un autobús entero pase. Y digo que es un autobús, porque habían venido una cincuentena de personas en un autobús. Literal. Y todos quería hacerse foto en la entrada. En un par de ocasiones pedí paso y muy cortésmente me dijeron que me esperara un "momentín". Y esperé.

Lo mejor de esta circular es el momento en el que sales a la cara sur de la sierra. El paisaje es matador. Muy bonito e impactante. Pasas de un ambiente montano, a uno costero. Al asomarte al otro lado tienes a tus pies Altea y Benidorm separadas por la Serra Gelada. La vista impresiona. Por todo.



También se ve un pedazo de campo de golf, zonas residenciales, chalets y las torres de Benidorm…, pero es lo que hay.




Tras sortear al gentío, giro a la derecha en dirección Oeste dejando el mar a mi espalda. Aquí el paisaje tampoco está mal. Enfrente, el Puig Campana de 1.400 mts y el Ponoig de casi 1.200 mts, ahí es nada.





En esta vertiente, la senda es un continuo sube y baja. Unas veces más pegada a la montaña, otras más alejada. Pero siempre con sol. Y eso se agradece.




Este tramo tiene dos paradas obligadas. Una son las pinturas rupestres que hay al mitad del recorrido y otra el Fuerte de la época de Felipe II. Mi intención era parar en las dos, pero me salté el desvío a las pinturas en la primera vuelta y lo olvidé en la segunda.

Donde sí que paré fue en el fuerte que Felipe II mandó construir para controlar el levantamiento de los moriscos y vigilar las incursiones de piratas berberiscos. Ahora está derruido casi en su totalidad, pero merece la pena darse una vuelta por sus piedras.




De aquí arranca la senda que lleva a la cima del pico Bernia. Paro un momento a sacar unas fotos, bebo agua y continúo. 

A los pocos metros se alcanza un collado que marca el comienzo de la senda descendente.




A nuestra izquierda asoma Tárbena.


En pleno descenso, acaba la senda y se vuelve a tomar una pista que, cómo no, está en umbría. A pasar frío otra vez. 

El paisaje está completamente abancalado. Es curioso verlo, pero lo es más, pensar que llevan aquí más de cuatro siglos.



Llego al aparcamiento después de 9 kilómetros recorridos en una hora y cuarto…., vaya retraso de narices!!! Han sido sólo 300 metros de desnivel pero me ha costado un mundo. 

Segunda vuelta.

No me resisto a tirar algunas fotos más. El día está claro y se alcanza a ver la isla de Ibiza. Y eso que no llevo gafas….


Esta segunda vuelta ya es otra cosa. Voy sólo. Es tarde y todo el mundo está en la otra cara. Llego al Forat de nuevo… y lo paso sin colas.


Cabalgando, cabalgando, alcanzo a Mª José que me espera aburrida como una ostra un poco antes del fuerte. He tardado mucho y no da tiempo a subir al pico Bernia…, entre el arroz y el pico, nos quedamos con el arroz.


Ya juntos hacemos el tramo entre el Fuerte y el restaurante. Poco más de 2 Km de descenso.




Han sido tres horas y media, aunque una vuelta completa, caminando 9 Km, puede hacerse sin prisas en dos horas y media.

Como tenemos reserva de mesa, entramos inmediatamente, adelantando a filas de excursionistas que nos miran con mala leche… ¡que le voy a hacer, tengo el teléfono del lugar y he llamado a primera hora!.

Nos sientan al lado del fuego. La guinda.


Así que, cervecita de la victoria…. y paellita.




Bueno, paellita, paellita…., un purista de la paella hubiese muerto del susto al ver pimiento, una cabeza de ajo, garbanzos, costilla de cerdo y pelota -una especie de albóndiga-. Digamos que era un buen arroz….

Y con la caída del sol, a casa.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Miradores de Ordesa y Llanos de la Larri

MIRADORES DE ORDESA 
LLANOS DE LA LARRI




Jornada doble con Aitana y Alberto que incluía estrenarse en un refugio de montaña. Estos chicos quieren guerra!!!

La previa.

Como han abierto la pista de la Caña para poder subir a los miradores de Ordesa desde Broto, cogemos los coches y tiramos para arriba. Yo con mi flamante "tanque que te lleva a todos los lados" y Carlos con su Astra. 

Me pongo delante para marcar la subida. Los carteles dicen que es una pista de montaña y que se recomienda todoterreno... todo controlado, llevo mi tanque. La pista no está en muy malas condiciones y subimos bien…., bien hasta que topamos con el primer barrizal.

Digamos que el charco debía ser de un metro de ancho. Nada complicado. Pero ese día los astros se alinearon para que hiciera el ridículo... y lo hice. Me quedé enganchado hasta las trancas. Miradas de asombro -Marga y los chicos-, de preocupación -Mª José- y de cachondeo -Carlos… ¡qué cabroncete!. 

En fin. No quedaba otra que esperar a me sacasen y seguir. 

Al poco, pasa un todoterreno de verdad; saca cinta, cuerda, mosquetones y me saca en un momento. He pasado. Ahora le toca pasar a Carlos. Le digo que lo deje y que nos volvemos. Pero él que es más cabezón que yo, dice que pasa y que además, pasará bien…. Joder con el Astra!!! Que pasó sin problemas!!!

Humillación total. Menos mal que a nadie se le ocurrió sacar fotos para avergonzarme más. Mi coge lleno de barro y yo lleno de vergüenza.

En 40 minutos llegamos al punto donde se corta la pista. Ahora toca caminar.

Miradores de Ordesa.

Nos ponemos la mochila y a caminar. Desde donde se deja el coche, hay diez minutos hasta la pista que conecta Torla con Nerín, que es la que habitualmente usan las empresas de aventura para subir hasta los miradores.

Alcanzada la pista, descendemos 300 metros en dirección a Torla y tomamos un sendero que sale a mano derecha. Yo voy tan emocionado que ni saco fotos. Tengo ganas de asomarme.

La senda asciende poco a poco y nos acerca al mismo abismo de Ordesa, justo entre el Tozal del Mallo y el circo de Carriata. Poco que decir de este espectáculo. 

Carlos lo celebra como el lugar se merece.


Sobrecoge asomarse y ver la caída hasta el parking de Ordesa. Y por si eso fuera poco, enfrente nuestro, todo el cordal de tresmiles desde Monte Perdido hasta los Gabietos.


Caminamos un poco más y llegamos al primer mirador, donde almorzamos frente al mejor espectáculo del mundo: una buena tortilla de patata con pan tipo cañada, unas habas con jamón y un buen vino de Somontano en "bota". Ahí es nada!!!



Algunos hasta pegan una cabezada.


De vuelta, como es temprano todavía, decidimos alargar y subirnos a un pequeño promontorio. Queremos saber qué se ve desde allí. Así que vamos caminando por el mismo borde del valle y subimos por un pedregal, hasta lo que bautizamos como "monte Aitana"…



Las vistas mejoran. Se ve hasta la brecha de Roland. Fotos, fotos y más fotos. Algunas originales.




Y autofoto en la cima del monte Aitana. Es una cima más...


Decidimos volver al coche porque tenemos que coger la carretera y marchar hasta el Refugio de Pineta. Aitana y Alberto se estrenan en un refugio.

Refugio de Pineta.

Entre unas cosas y otras, llegamos tarde al refugio y no podemos cenar allí. Tampoco es que el menú que nos tocaba probar entusiasmara a los pequeños…., ni a los grandes. Así que bajamos a cenar a Bielsa y a eso de las 10:30 ya estamos de vuelta y preparados para metemos en el saco.



Algunos caen al instante.


Noche jotera para el pobre Alberto que se la pasa vomitando.

Por la mañana Aitana se despierta encantada. Ha dormido en un refugio!!!


Almorzamos solos. Son las 9. Alberto parece que está mejor, pero el pobre muchacho lleva una cara que es un poema.

Como es una tipo valiente, decide probar y salir con todos a caminar. Queremos llegar a los Llanos de la Larri, una salida corta y típica, pero muy bonita en estas fechas.

Salimos desde el parking que hay bajo el Parador. Está bien señalizado desde un primer momento y no hace falta GPS, aunque nosotros lo llevamos para que los chicos aprendan a utilizarlo.






Hace buena mañana. Un poco de fresquete, pero una temperatura muy agradable para caminar. Alberto hace amagos de parar. No tiene buena cara pero el chiquillo aguanta hasta donde puede. No se le puede pedir más.


Cuando decide sentarse es que le duele el estómago de verdad. Nos hacemos una foto de grupo y se vuelve con Marga al coche.


El resto seguimos. Tenemos enfrente el balcón de Pineta, todavía sin nubes.



Cruzamos el río y seguimos en dirección a las Cascadas de La Larri.




Se escucha de fondo el ruido del agua, pero el río baja seco. Es una cosa rara y a Aitana le intriga el misterio.

Cuando el camino se torna senda, comienza la subida. A partir de aquí vamos pasando por miradores y cascadas. Baja mucha agua pero se nota que estamos en otoño.




La senda está muy bien para caminar. La mayor parte de la subida tiene escalones tallados con troncos e incluso pasamanos.





Vamos atravesando un bosque precioso lleno de acebos que ya han sacados sus frutos rojos, de hayas…. Esto es el otoño. Una mirada al valle nos confirma que los colores que predominan ya no son los verdes, si no los ocres. Que preciosidad de valle.





Seguimos subiendo. Carlos marca el ritmo y Aitana no se para. Aguanta como una campeona. Ya estamos casi arriba.





La senda muere en una pista junto a la última cascada. Allí, en una fuente, cogemos agua y seguimos nuestro camino pista arriba.



Atravesamos una valla ahora abierta y salimos del bosque. Nos quedan tres o cuatro lazadas de pista para llegar arriba. Las hacemos todas menos la última, que la evitamos por un atajo.



Y ya estamos.






El cielo ya empieza a cubrirse por el balcón y se ven las cimas con nieve polvo. Si señor…, el otoño llega, pero llega hoy mismo.

Nos tomamos un trozo de pan y decidimos bajar. Alberto y Marga están en el coche y tampoco es cuestión de hacerles esperar mucho. Ahora si que atajamos…

Para la vuelta optamos por bajar por la "vía directa". Desde la pista, y antes de cruzar la valla, sale una senda a mano izquierda que va directa al Parador.






Hacemos una circular y bajamos por un bosque de hayas que está de cine. La pendiente es pronunciada pero el paisaje lo merece.









De vez en cuando paramos para que Aitana vaya mirando el GPS. Hay que preparar a las nuevas generaciones!!!


En un momento llegamos abajo, justo detrás de la ermita.



Hemos estado en marcha casi tres horas. Ha sido una muy buena mañana. Sólo nos han faltado Alberto y Marga para que el día fuese perfecto.

Y Aitana cada día más andadora. Llegará un momento que me dejará atrás!!!